Enunciado General
La cuenca minera de Riotinto es un ejemplo paradigmático de la transformación física que la economía extractiva ejerce sobre el territorio. Una economía extractiva es la que se dedica a la explotación de recursos naturales no renovables, por lo que produce huellas tan grandes que es el mejor ejemplo de lo que hoy llamamos Antropoceno. Las cuencas mineras son encarnaciones perfectas de este fenómeno porque son voraces y abandonan el territorio a su suerte una vez explotado, dejando un reguero de desafíos geológicos, paisajísticos, urbanísticos, arquitectónicos y sociales.
Aunque las minas de Riotinto se remontan a un origen prerromano, fue el periodo comprendido entre 1873 y 1954 el de máxima extracción y transformaciones. En 1873 una empresa anglo-alemana con sede en Londres, Rio Tinto Company Limited RTCL, adquirió la propiedad del suelo, el subsuelo y todas las infraestructuras prexistentes, constituyendo así una especie de Gibraltar económico con enormes influencias en la política nacional del Estado español, desde la I República hasta el régimen de Franco. La propiedad de la compañía era de la acaudalada familia Rothschild, una de las mayores fortunas mundiales desde el siglo XVIII de origen judeo-alemán, que es el perfecto retrato de capital financiero global.
En el periodo colonial de Riotinto se produjeron transformaciones físicas de gran escala, que comprenden desde la desaparición del pueblo original Minas de Riotinto para convertirse en corta minera hasta la construcción de nuevos núcleos, como Bellavista para los ingleses y La Dehesa, Alto de la Mesa y El Valle para los trabajadores, la construcción de una de las mayores redes de ferrocarril de mercancías de Europa, o la plena explotación a cielo abierto, con la consiguiente modificación topográfica a gran escala. El periodo comprendido entre 1954 y la actualidad marca otra fase que va desde la modernización y globalización del modelo de gestión, con la generación del Polo Químico de Huelva, hasta el declive y la museificación actuales. La empresa Atalaya Mining, localizada en La Dehesa, es la encargada de la explotación actual de Riotinto, con poco más de 400 empleados, que comenzó los trabajos en 2016. La fascinante historia de Riotinto y su estado actual de lugar semi-abandonado de la historia y el progreso, detenido a la espera de un improbable despertar, es nuestra condición de partida.