Profesor: Javier Fresneda
Hasta los años 80 el campo, la huerta de la Vega (en la zona Tradicional Central) convivía sin solución de continuidad con la periferia de la ciudad de Granada. De alguna forma se establecía una relación sin grandes discontinuidades manifestadas por la evolución cada vez más invasiva del tejido industrial de la ciudad. Entre el campo y la ciudad surgió una relación continua donde los tejidos y las trazas se iban dibujando o por así decirlo volviéndose cada vez más urbanas a medida que nos acercábamos a la ciudad. Pero las transiciones entre lo pavimentado con las circulaciones rodadas y los caminos o veredas que nos acercaban al tejido rural se fundían sin aparentemente señales de discontinuidad.
Con el trazado de la autovía a finales del siglo XX se buscaba a través del sur de la periferia de la ciudad liberar el centro de la travesía de la antigua carretera nacional y el trasiego de las circulaciones ajenas a la propia ciudad. Como resultado la nueva vía de circunvalación impuso un límite artificial entre el campo y la ciudad, marcando una nueva frontera que obstaculizó con rotundidad las relaciones biunívocas que se producían entre ambos territorios. Los territorios anteriormente entrelazados con campos de cultivo entre parcelas y edificaciones urbanas fueron transformándose y el trazado urbano, que, como un virus poco a poco fue engullendo el carácter rural siguiendo los modelos urbanísticos heredados desde el movimiento moderno y que de forma global se impusieron en todo el mundo como la solución más democrática de reparto de la propiedad.
La autovía que entró en funcionamiento en 1991 dibujó una frontera que separó y de alguna forma marginó cualquier relación y transición más amable entre la Ciudad y el Campo. A partir de entonces la Ciudad pareció haber construido una nueva muralla y el interior se fue urbanizando al margen de lo que sucedía al otro lado. Mientras tanto esta nueva barrera, quizás sin querer, contribuyó a paralizar la amenaza urbanizadora sobre la Vega, un territorio caracterizado por sus redes de caminos, veredas y los trazados del agua de herencia musulmana, que van desde los ríos hasta sus canalizaciones en acequias, cuarteando la distribución del terreno agrícola.
Previamente a todo el desarrollo urbano este territorio alojó algunos de los elementos industriales más característicos de Granada como las azucareras o las pequeñas construcciones de secaderos, ligados al cultivo del tabaco … incluso con el tiempo pequeñas granjas alojaron ciertas construcciones que se convertirían en casas de familias acomodadas de Granada, como bien pudo ser la de vivienda de los padres de Federico García Lorca, o en casas de comida o ventas. En tiempos más próximos algunas de aquellas edificaciones ligadas a las granjas o los secaderos fueron ocupadas por
urbanitas, relacionados con el ámbito artesanal y/o cultural que añoraban esa relación tan próxima con el campo y el ámbito rural reconvirtiendo algunas de aquellas instalaciones en pequeñas casas-talleres o en pequeños negocios de restauración. Se busca otro tipo de relación añorada.
Por tanto, en este rico entramado nos apoyaremos para encontrar los posibles enunciados individuales de curso alrededor de los nuevos campos de juego, donde la hibridación de tres conceptos fundamentales, el paisaje, la arquitectura y el patrimonio definan las propuestas.
Entre la Ciudad y el Campo surgen nuestros Espacios de Oportunidad:
1_ La autopista de Circunvalación interpretada ya no como un problema si no como una oportunidad; la construcción de instalaciones de transición: las nuevas puertas de la Ciudad o del campo. Elementos edificatorios, construcciones que ligados al elemento de separación tiendan puentes entre ambos lugares. Torres en altura o tumbadas, edificios híbridos donde se mezcle la arquitectura, la construcción y la naturaleza. Espacios de transición paisajística.
2_ La Vega. Un entramado artificial que sin embargo en nuestra memoria permanece como una huella de intervención humana francamente naturalizada. Caminos, sendas, veredas, plantaciones de diferente arbolado como las Choperas, huertos, canalizaciones del agua, acequias. Y el punteado de construcciones anexas que acompañan a este entramado. Un terreno productivo, pero también un Jardín de las Delicias.
3_ Transversalidad. Recuperar en los espacios de relación transversal la oportunidad para crear bulevares, parques lineales que inyecten el virus de los más orgánico y natural a la ciudad. Quizás se trate más de volver a recuperar una huella de trazados naturales (ver Plano de evolución de los Límites de la Vega en 1956) que se trasladen hacia la ciudad, para apoyados en otro tipo de instalaciones, acercar el mundo rural y natural, potenciando en esta renovación el carácter medioambiental y paisajístico de la propuesta con la incorporación de energías limpias y renovables.
Al tiempo de la búsqueda de tres posibles propuestas individuales, en grupo se elaborarían los “Mapas de Deseos”
Se trataba de reflexionar sobre el Área de Intervención, apoyándose en la visita en grupo del lugar, la documentación compartida a través de los trabajos de investigación, de sus reflexiones y referencias, identificando el valor de la memoria las preexistencias y los trazados que han caracterizado el área en el transcurso de la historia.
Las propuestas de los mapas de deseo serán realistas, con intervenciones de transformación puntual, de acupuntura urbana-rural; evolutivas, el tiempo como factor de transformación clave en la gestión del territorio, pero también radicales o utópicas, proponiendo una intervención que ponga en cuestión intervenciones anteriores y proponga otra forma de relación entre lo urbano y el campo.
Si bien las propuestas realistas y evolutivas deben contemplar tanto la ciudad existente, la gran infraestructura de la autovía y el ámbito rural, la propuesta radical podría proponer la alteración de cualquiera de ellas.